Tratamientos faciales
Las impurezas de la piel son las culpables de que notes tu piel con imperfecciones y con un tacto irregular. Son pequeños granitos, puntos negros y poros abiertos que están presentes en la piel. Aunque pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, son más propensas en el rostro, donde provocan desajustes en el cutis que pueden ser muy antiestéticos.
Las glándulas sebáceas de la piel. Estas glándulas producen una sustancia conocida como sebo. Esta producción no será igual en todos los tipos de piel, ya que las glándulas de las pieles grasas tienden a producir mucho más sebo que las pieles secas. El sebo es el culpable de obstruir los poros y provocar la aparición de imperfecciones en el rostro.
Limpiezas mal realizadas o escasas. Si no limpiamos la piel adecuadamente todos los días comenzarán a acumularse restos de suciedad. El desmaquillado y limpieza es fundamental para evitar la obstrucción de los poros y la aparición de pequeños granos. Una rutina de belleza diaria debe incorporar la limpieza facial para combatir las impurezas de la piel y evitar la acumulación de sebo.
Tipo de piel. El tipo de piel influye en la aparición de impurezas. Si la piel grasa tiende a la acumulación de sebo, la piel seca se caracteriza por la falta de hidratación. Esto dificulta la exfoliación, lo que puede derivar en la acumulación de células muertas en la piel.
Contaminación. Nuestra piel absorbe la contaminación a la que está expuesta durante todo el día, de manera que la película hidrolipídica acaba por dañarse. Además de la obstrucción de poros, también provoca la falta de brillo del cutis.
¿Cómo evitar y limpiar las impurezas de la cara?
Rutina de limpieza facial diaria. Esta es una de las claves para evitar las impurezas en la piel. Un gel limpiador adecuado a tu tipo de piel eliminará los restos de maquillaje y suciedad acumulados durante el día. El tónico se encargará de cerrar los poros para evitar su obstrucción. Es recomendable realizarla dos veces al día: por la mañana y por la noche.
Exfoliaciones. En función de tu tipo de piel, deberás hacer exfoliaciones con más o menos periodicidad. Para las pieles sensibles, deberás hacerlo una vez cada dos semanas. En el caso de las pieles grasas, deben exfoliarse de una a dos veces a la semana. Así se eliminarán las impurezas que persisten después de una limpieza diaria, purificando la piel en mayor profundidad.
Además del cuidado diario, es importante recurrir a algún tratamiento profesional que elimine por completo las impurezas acumuladas en la piel y le aporte un extra de hidratación y brillo al rostro.