Los daños que sufre nuestra piel después del verano no tardan en hacerse visibles. Tras este periodo, se vuelve imprescindible cuidar la piel y aportarle unos cuidados extra para que esté preparada de cara al otoño. Te contamos los efectos que provoca el verano en la piel, cómo podemos cuidarla y prepararla para el otoño.

Estos son los efectos del verano en tu piel

La humedad, el calor, el sudor o una exposición solar prolongada son los causantes de que tu piel sufra a lo largo del verano y muestre unos signos visibles de deterioro al acabar la temporada estival:

Deshidratación

La humedad y el exceso de exposición al sol provocan un grado elevado de deshidratación en la piel. La piel estará más tirante y reseca y podrá presentar signos de descamación o rojez. Este efecto, que puede parecer a priori sin importancia, puede traer consigo otras consecuencias como la aparición de arrugas prematuras.

Pérdida de luminosidad

La acumulación de células muertas en la piel tras el verano hace que se cree una capa gruesa en la superficie de la epidermis. Esto hace que muestre un aspecto apagado y sin brillo. Tiene como consecuencia que el bronceado será menos duradero y el aspecto de la epidermis será cetrino y sin vida.

Aparición de manchas

La exposición prolongada o sin la protección adecuada al sol hace que, tras el verano, muchas mujeres sufran con la aparición de melasmas o manchas solares. Las manchas causadas por los rayos del sol suelen aparecer, sobre todo, en la zona del labio superior y la frente. Estas zonas, expuestas con el tiempo, se ven sometidas a un problema grave de hiperpigmentación.

Fotoenvejecimiento cutáneo

El envejecimiento de la piel es una de las señales más notables de las exposiciones al sol y de no proteger nuestro rostro con los productos adecuados. Se hace visible con la aparición de arrugas en el cutis y hace más notables las arrugas de expresión, pudiendo pasar a convertirse en arrugas profundas.

Piel después del verano, repárala para el otoño

Exfoliación

La exfoliación de la piel es fundamental tanto antes del verano como después. La piel necesita ser preparada, sobre todo para los cambios de estación. Con un buen peeling eliminarás las células muertas de la piel ayudando así a la regeneración celular.

Además, una exfoliación tras el verano ayudará a prolongar la duración del bronceado y que este tenga un aspecto más luminoso.

Alimentos ricos en antioxidantes

Consumir alimentos ricos en vitaminas y antioxidantes hace que mejores el aspecto de la piel desde dentro. Estos alimentos te ayudarán a mantener la elasticidad y luminosidad de la piel. Los que tienen mayor cantidad de antioxidantes se encuentran los frutos rojos, las verduras de hoja verde, el salmón, la calabaza, el brócoli o frutas como la manzana y el kiwi.

Tratamientos en centros especializados

Lo ideal tras la época veraniega es realizarse un tratamiento específico en centros de estética especializados. Un tratamiento muy efectivo, tanto para tratar como para prevenir el envejecimiento cutáneo, es la mesoterapia facial. Gracias a él se consigue aportar a la piel una hidratación y estimulación profunda. Se logra reducir la flacidez de rostro y cuello.

Para manchas, fotoenvejecimiento, deshidratación…el tratamiento ideal es el Biofacial 24 horas que hidrata y estimula el tejido de la epidermis, consiguiendo reparar los daños sufridos en la piel tras el verano.

Cuidar la piel tras un cambio de estación es fundamental, no solo para paliar el daño producido durante ese periodo, sino para preparar la piel para la nueva época y que no se resienta con los elementos externos como el clima.