Las pieles sensibles se sienten continuamente agredidas por los factores como el sol, el viento, el calor… Por eso, las mascarillas para piel sensible son uno de los productos que debemos incorporar a nuestra rutina facial, si queremos que el rostro tenga los cuidados suficientes, para mantenerse saludable y con buen aspecto.

Una piel con estas características (rojeces, descamaciones, aparición de marcas y mayor visibilidad de venitas) necesita un trato especial, un cuidado particular que no pasa, únicamente, por limpieza e hidratación. De lo contrario, la piel sensible sufrirá a causa de los malos cuidados, que se verán complementados negativamente con otros agentes externos, nada favorecedores para la salud del cutis, como el frío, el viento o el sol.

5 mascarillas caseras perfectas para la piel sensible

Las mascarillas pueden ser específicas para un cuidado en particular y para un tipo de piel (es importante que sean aptas para pieles sensible) pero, generalmente, aportarán luminosidad a nuestro rostro y eliminarán aquellas impurezas que, de otro modo, no sería posible.

Además, son una buena opción para reducir la cantidad de contaminación que, durante la semana, va absorbiendo la piel de la cara, así como, le aporta al cutis diferentes vitaminas. Por todos sus beneficios, recomendamos cinco mascarillas que ayudarán a las pieles sensibles, a sobrevivir cada día.

1. Mascarilla de pepino

Esta es la mascarilla si se sufre de rosácea. Se conoce con este nombre, a una enfermedad cutánea que causa enrojecimiento en el cutis, sobre todo, en la piel de las mejillas. Además, provoca un aumento de la aparición de espinillas. Se desconoce la causa, pero la mascarilla de pepino ayudará en su tratamiento.

Para hacerla, necesitaremos medio pepino y aceite de oliva, dos ingredientes que fácilmente se encuentran en casa, o en cualquier supermercado. Tendremos que quitarle la piel al pepino y triturarlo. Después, se añade una cucharada sopera de aceite de oliva.

Con eso ya está lista y podremos aplicarla sobre la piel y dejarla actuar durante unos 15 minutos. Para retirarla, bastará un poco de agua tibia, sin el empleo de jabón. En seguida, veremos cómo su uso nos ayuda con las rojeces e irritaciones cutáneas.

2. Mascarilla de almendras y huevos

Para realizar esta mascarilla facial, necesitaremos unos 800 gramos de almendras y un huevo. Primero, formamos una pasta con las almendras triturándolas. Cuando la tengamos, añadimos el huevo, dejando que forme una capa fina y ya está. La aplicamos en la cara, con ayuda de las manos o de un pincel facial. Se debe dejar actuar durante 20 minutos y luego, la enjuagamos con agua.

Una recomendación es utilizar esta mascarilla antes de dormir, ya que sus efectos serán mejores. El huevo nutrirá nuestra piel, por lo que está especialmente indicada para las pieles sensibles, que tienden a descamarse o secarse en exceso.

3. Mascarilla de cúrcuma y zumo de limón

Para preparar esta mascarilla necesitaremos un bol, donde mezclar una cucharada de zumo de limón y tres cucharadas de leche. Tras este proceso, le añadimos una pizca de cúrcuma en polvo (más o menos un cuarta parte de una cucharada) y proceso finalizado. La extendemos por nuestro cutis de forma fácil y la dejamos actuar hasta que se seque de manera natural (esto no tardará más de 15 o 20 minutos).

Para retirarla, solo agua fría, sin jabón. Secamos con cuidado la piel con ayuda de una toalla. En ninguno de los casos es recomendable frotar la piel tras la aplicación de una mascarilla, sino, debemos secarla con pequeños toques, de manera que, aunque notemos humedad, esta desaparezca al poco rato.

Esta mascarilla garantiza mucha luminosidad y el limón actuará de blanqueante, por lo que, es ideal para quien busca un cutis más claro, ya que no es nada agresivo con la piel de la cara.

4. Mascarilla de miel y zanahoria

Los ingredientes para esta mascarilla son muy fáciles de conseguir. Tan solo necesitaremos dos o tres zanahorias (en función de su tamaño) y una o dos cucharadas de miel. Lo primero que debemos hacer es cocer las zanahorias en agua. Una vez cocidas, se hace una pasta con ellas y la miel en un recipiente, y la aplicamos en el rostro, dejándola actuar entre 10 y 15 minutos, hasta que notemos cómo se seca. Hazlo con ayuda de agua fría y una toalla.

En este caso, al igual que en el resto de mascarillas, es importante que la piel esté bien limpia antes de aplicarla. La mascarilla de zanahoria y miel nos aportará diferentes vitaminas, como la A y la E, además de ser un poderoso antioxidante.

5. Mascarilla de manzanilla y aloe vera

Para hacer esta mascarilla en nuestra casa, lo ideal es que tengamos la planta de aloe vera original, y no alguna de sus versiones más frecuentes, como puede ser en gel o en crema. Para hacernos con una planta, podemos acudir a un vivero, donde, especialistas en jardinería, nos resolverán las dudas sobre cómo mantenerla en casa. Algunos supermercados también la venden en la sección de jardinería, así como algunas tiendas de decoración.

Una vez que la tengamos, cortamos un tallo y extraemos su pulpa. Por otro lado, hacemos una infusión de manzanilla y esperamos a que esté fría. Serán los dos únicos ingredientes que necesitaremos. En la infusión fría introducimos la pulpa de aloe vera y batimos la mezcla hasta que esté conformada. La extendemos por nuestro rostro y la dejamos reposar durante unos 15 minutos y la retiramos. La principal ventaja de esta máscara es que es idónea para aquellas pieles con acné, gracias a sus propiedades antibacterianas y antifúngicas.

Todos los tratamientos para pieles sensibles deben ser parte de la rutina del cuidado y el bienestar de cutis con estas características. Mediante ingredientes naturales, como puede ser la zanahoria, la miel, la cúrcuma, el aloe vera, el aceite de oliva o el pepino, se pueden conseguir mascarillas, que nos ayudarán a mejorar las rojeces de la piel, así como los granitos o las irritaciones.