El lentigo es un tipo de mancha que aparece en la piel, normalmente, en personas de raza blanca. Puede distinguirse perfectamente por su tamaño, llegándose a diferenciar hasta tres tipos como veremos más adelante.
La exposición al sol es una de las causas de la aparición de estas máculas, que pueden darse en cualquier parte del cuerpo. En algunos casos, suelen manifestarse durante la infancia, atenuándose en determinadas estaciones del año.
Muchos pacientes se preocupan al observarse estas marcas en su piel, ya que, en ocasiones, se presentan asimétricas y en tonalidades más oscuras.
Lentigos: características y prevención
Por lo general, los lentigos son manchas benignas que se dan con más frecuencia en personas de epidermis clara. Es necesario poder diferenciar los casos en los que aparecen estas máculas debido a enfermedades hereditarias.
En caso de los síndromes de Leopard, de LAMB y de Peutz-Jeghers, los lentigos forman parte de su sintomatología. Se suelen asociar a diversos padecimientos internos que pueden afectar a órganos vitales del paciente.
Una consigna universal es tener sometidas a estrecha vigilancia todas las manchas que aparecen en la piel, prestando especial atención a la posibilidad de manifestarse manchas abultadas, de forma irregular y con tendencia a engrosarse. En ese caso, es perentorio consultar con el especialista.
Cuando una persona es susceptible de sufrir esta alteración, es importante que lleve a cabo unas medidas de protección relacionadas con la exposición directa al sol porque la luz solar estimula la aparición de estas máculas, pudiendo empeorarlas en muchos casos. Cuando afecta a la apariencia del rostro, es crucial no descuidar las precauciones durante los meses de calor por los efectos que tiene el sol sobre estas manchas, especialmente si han sido provocadas por tal motivo.
Aunque, obviamente, lo que más preocupa a quien lo padece es su componente estético.
Tipos de léntigos que existen
Se distinguen tres tipos de lentigos producidos por hiperpigmentación:
- Las pecas son uno de los más comunes. Aparecen durante la etapa infantil y pueden manifestarse en cualquier parte del cuerpo. Aumentan su intensidad al contacto directo con la luz solar. En cambio, durante las estaciones más frías pueden llegar a desaparecer. Sus tonalidades se mueven entre el rojo y el marrón, pudiendo medir entre uno y dos milímetros.
- El lentigo solar tiene más presencia en personas adultas. Se caracteriza por verse muy condicionado por la luz solar, por lo que suelen verse más involucradas aquellas partes del cuerpo que sufren mayor exposición, como la cara, las manos, el escote, los antebrazos y los hombros. En ocasiones, se observa también en menores que han sufrido quemaduras solares, siendo el lentigo su consecuencia directa.
- Los lentigos juveniles pueden manifestarse desde la infancia. En este caso, la luz solar no interviene en el oscurecimiento de las manchas ni en su multiplicación. Son máculas que mantienen su número con independencia de las circunstancias ambientales y que, en algunos casos, pueden deberse a problemas congénitos más graves. Se identifican por ser más grandes que las pecas, pudiendo alcanzar diez milímetros de diámetro. Son redondos u ovalados y de apariencia más oscura, llegando a parecer negros.
Diferencias entre lentigos, melasmas y manchas solares
Los lentigos aparecen en personas de piel clara, pudiendo desarrollarse en las distintas etapas de la vida, pero existen otros tipos de manchas que pueden confundirse con aquellos.
Para diferenciar correctamente los que están siendo tratados aquí de los melasmas y las manchas solares, es preciso atender a las siguientes características:
- Los melasmas son propios de pieles oscuras. Se dan mayoritariamente en mujeres jóvenes, aunque también pueden aparecer en hombres. Son manchas con bordes simétricos, visibles en aquellas partes de cuerpo que se exponen frecuentemente al sol, como el rostro (y especialmente la frente y las mejillas). A diferencia de los lentigos, en ellos existe una predisposición genética importante, por lo que son más difíciles de eliminar. También pueden ser debidos a problemas hormonales o a la toma de anticonceptivos.
- Las manchas solares, muy parecidas a las máculas que son objeto de este post, podrían desencadenar un problema maligno, sobre todo al producirse quemaduras derivadas de los rayos ultravioleta. Se generan por un aumento de melanina, sustancia producida por células específicas, los melanocitos, que sufre alteraciones en caso de una exposición prolongada al sol. Una de las consecuencias más comunes es el envejecimiento de la epidermis, más notorio en personas de raza blanca.
¿Pueden ser peligrosos o malignos?
Los lentigos, como cualquier otra mancha, deben vigilarse meticulosamente. En su mayoría son benignos, pero podrían manifestar ciertas características que indicarían peligrosidad, como mayor grosor o aumento de diámetro; por eso, siempre es recomendable consultar con el médico.
También resulta conveniente someterse a determinadas pruebas que ayuden a detectar posibles complicaciones. En esta línea, una biopsia sería un procedimiento diagnóstico suficiente para detectar un lentigo maligno.
Algo que debe recalcarse es que cuando una persona encuentre una mancha que le ocasione dudas, lo más recomendable es que acuda al especialista para someterse a un examen específico.
¿Existen tratamientos para los lentigos? ¿Pueden eliminarse?
Los lentigos benignos pueden tratarse con diversos métodos. Uno de ellos es la luz pulsada, que permite atenuar los contrastes de la epidermis. Por su parte, existen sustancias despigmentantes como la hidroquinona o la tretinoína que logran hacer menos evidentes estas manchas, siendo un tratamiento idóneo para los casos de lentigos solares, más perdurables y complicados de erradicar.
La crioterapia, basada en la aplicación de nitrógeno líquido, y el láser, siempre que sea afín a la melanina, se presentan, asimismo, como alternativas válidas para disminuir los efectos de estas máculas.
Curiosamente, los lentigos juveniles y las pecas pueden llegar a eliminarse por sí solas con el paso del tiempo. Es frecuente que aparezcan en las temporadas de mayor radiación solar y desaparezcan conforme avanza el otoño.
Hablar de los lentigos es abordar un problema fundamentalmente estético, ya que no conllevan una sintomatología que implique efectos adversos para las personas que los sufren. Lo único que debe cuidarse es la exposición a los rayos ultravioleta y a un posible cambio en la morfología de determinadas manchas, con el fin de buscarles una solución ante la posibilidad de que evolucionen a la malignidad.